domingo, 20 de julio de 2014

EL VENDEDOR DE PERIÓDICOS

1996, era invierno, no quería salir de mi cama estaba tan caliente y acogedora como siempre, pero ya eran las 6:00 a.m. y tenía que salir a trabajar, mi mama como de costumbre, tenía chocolate caliente y un viejo pan para desayunar, me moría por comer, así que me levante de la cama. El desayuno estaba en la mesa, me puse mis pantalones negros, mi camisa blanca de siempre y la boina que me regalo mi abuelo, devore el desayuno como de costumbre, tenía miedo de no comer en el resto del día así que lo tenía que disfrutar, me despedí de mi madre, y Salí a la calle con 30 periódicos que tenía que vender.
Como lo sospechaba, el piso estaba frio, y mis medias ya estaban muy mojadas, pero no podía parar, camine por la avenida principal, y salude a Don José, el señor que vende café en la esquina. Como siempre me saludo muy amablemente y con una hermosa sonrisa en el rostro. Llegue a mi esquina de trabajo con mis 30 periódicos, las medias mojadas y mucho frio, solo me quedaba esperar, pero nunca pensé que tanto.
 
Paso media hora hasta que por fin vendí mis primeros 5 periódicos y aun no llegaba el Señor Smith, era un hombre adinerado que vivía en una mansión hermosa, la conocía por fuera ya que era la que estaba justo al frene de donde trabajo, no le hacía falta nada, sin embargo parecía que vivía triste, nunca se le veía sonriendo ni nada por el estilo, pero siempre me compraba más de 2 periódicos y me dejaba buenas propinas. Ya era por la tarde y cada vez hacia más frio. Don José me trajo una taza de café que me caía como anillo al dedo, ¡Dios, que delicia!
 
Vi desde lejos al Señor Smith, con su cara de siempre, algo malgeniado y con mucha prisa, Aliste mis periodicos, y quería una buena propina.
- Hola Cristian, ¿qué tal tu día?
- Como lo podrá ver, con frió y los pies mojados, ¿y el suyo?
- Bien dentro de lo normal, quiero 5 periódicos, hoy te dejare una buena propina.
5 periódicos, ¡Qué bueno era eso!, me faltaban 20 periódicos por vender, el Señor Smith se fue hacia su gran mansión, y cando ya estaba muy lejos, me di cuenta que se le había dejado su billetera tirada en el piso, no le di mucha importancia, pensaba dársela al día siguiente, cuando fuera por mas periódicos. Seguí vendiendo no había sido un buen día, mis ventas solían ser mejores cuando los titulares eran ¡LA ECONOMIA DEL MUNDO!, las de hoy eran ¡LA POBREZA DEL MUNDO!, ya me tenía que ir a casa para descansar, mañana iba a ser otro día, tenía salud, vida, una cama caliente una mama que me amaba, no me hacía falta nada para ser feliz.
 
Nuevamente, mi cama estaba deliciosa, y el día estaba congelado, sabía a qué me tenía que levantar y vi la billetera del Señor Smith, la curiosidad me mato y la quería abrir, no parecía ser tan lujosa como yo me lo imaginaba, era color marrón algo desgastado, no había mucho dinero adentro, tenía una foto que parecía muy vieja de un niño a blanco y negro, no parecía ser de un señor que vive en una mansión y que tiene mucho dinero. Ya desayunado, estaba vestido y tenía puesta mi boina, no le dije nada a mi mama de la billetera y salí a la calle.
 
No estaba haciendo tanto frió, pero como mis medias estaban mojadas no me las pude poner, hoy tenía 20 periódicos para vender, iba a ser un día fácil los titulares decían ¡LAS EMPRESAS CON MAYOR PODER EN EL MUNDO! Sabía que los vendería rápido, y así fue. Me dirigí hacia la mansión del Señor Smith, y cuando mencione lo de su billetera, no dudaron en dejarme entrar. Cuando vi el interior de la casa, no me sorprendió lo lujosa, habían muchas fotos viejas y titulares de periódicos a blanco y negro, fui a la oficina, golpee dos veces y el Señor Smith me saludo muy feliz al ver tenía su billetera en la mano, nunca lo había visto tan bien y con tal sonrisa en el rostro, me agradeció mucho y me abrazo, de recompensa me ofreció ir a su casa todos los días a almorzar.
 
Estaba muy emocionado ya quería que fuera por la tarde, no me imaginaba al banquete, y tenía que contarle a mi mama todo lo que me había sucedido esa semana, tenía algo de miedo, pero no pensé que le prestara mucha importancia. Cuando me senté a desayunar, le conté todo con detalles sobre el Señor Smith, mi mama parecía algo intrigada y sorprendida, pero de pronto, me interrumpió y me prohibió absolutamente ir a la casa de este señor, no lo podía creer iba a almorzar gratis, y mi mama no quería que fuera, ella se fue de la casa, dejo la puerta cerrada y me advirtió que no podía salir y que los periódico los tenía que vender en otro lugar. Después de calmarme un poco y pensar las cosas, me fui a mi cuarto a dormir un rato, cuando desperté, estaba más tranquilo y relajado, pero tenía hambre, pensaba en como hubiera sido almorzar en la casa de este señor. Fui a la cocina a ver si podía comer algo y de tanto buscar, encontré una caja vieja y oxidada, cuando la abrí vi fotos cuando mi mama era joven, se veía hermosa, como si viviera en buenas condiciones, no le faltaba nada, pero había una foto que me llamaba la atención, estaba mi madre con un señor elegante y un bebe en los brazos, no podía imaginar que fuera yo, y que ese hombre fuera mi padre, la cogí y me salí de la casa.
 
Fui a buscar a mi mama, cuando pasaba por la avenida, me encontré con el Señor Smith, que se asombró al verme.
-Cristian te estaba esperando en mi casa, ¿Qué paso?
- Mi mama me prohibió ir a su casa, y ahora tengo que ir a buscarla.
-Cálmate vamos a mi casa para hablar.
No tenía otra opción, así que accedí a la propuesta del Señor Smith, entramos a su casa y nos sentamos en la sala, y le conté lo que había pasado con mi mama, no le puso mucha importancia, por un lado entendía que no me dejara entrar a una casa ajena, pero le parecia muy raro lo de la foto, mi mama nunca me había hablado de mi padre y pensar que era el de la foto me parecía muy raro, cuando le mostré la foto al Señor Smith paso algo que nunca imagine. El Señor Smith empezó a llorar pero al mismo tiempo sonreía y parecía emocionado.
 
-Cristian, yo soy tu padre, sé que no es la mejor manera de decirlo, nunca imagine que tu fueras mi hijo. Yo vivía con tu madre, cuando te tuvimos éramos muy felices, no teníamos mucho dinero, tu abuelo era muy pobre y yo no estaba en las mejores condiciones, de un momento a otro yo me entere que tenía una herencia, parecía que todo iba a mejorar, pero tu madre no quería tener más dinero, ella decía que no quería vivir con un hombre lleno de lujos y de dinero, yo al contrario quería ser muy rico, así que un día se fue, y dejo una foto tuya, y una vieja carta que lo explicaba. Los busque por un tiempo, y mi vida cambio, la herencia me hizo rico y parecía estar bien con muchas comodidades, pero nunca fui feliz, ahora que te conozco quiero darte una buena vida y hacerte muy feliz, dile a tu mama que la amo y que quiero que estén con migo.

¿Mi padre?, eran muchas emociones en tan poco tiempo no podía pensar mucho pero tenía claro algo, si hubiera amado a mi madre no la hubiera dejado por el dinero, yo prefería vender periódicos y ser feliz que ser rico y estar amargado todo el tiempo, me despedí sin decir nada y me fui a mi casa a esperar a mi mama con una taza de chocolate.

Segunda Participación: Concurso Nacional de Cuento 2014







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