miércoles, 3 de julio de 2013

EL ORIGEN DEL HOMBRE, EL FIN DE LA VIDA


Felipe, era un niño como cualquier otro vivía que feliz rodeado de su familia y de gente que lo amaba, no tenía mayores problemas, vivía en su propio mundo, un mundo que para él era perfecto, donde todo giraba alrededor de su imaginación; le encantaba escribir sus propios sueños e inventaba grandes historias.
 
Para darle rienda suelta a su imaginación, salía al parque y acomodado en una banca miraba el cielo y se inspiraba con el sonido del viento. Siempre escribía cosas hermosas, no existían las presiones ni las complicaciones para él, era una manera de expresar lo que no podía decir, lo que callaba en su corazón, con la inspiración plasmada en sus textos, era una manera de salir del mundo donde vivía, ese mundo en donde todo giraba sobre una felicidad superficial, un mundo lleno de palabras calladas por la sociedad.
 
Para Felipe, su mayor felicidad era la de sus historias las cuales volaban por su imaginación. Un día normal como cualquier otro, uno más de los que pasaba en el parque escuchando el sonido del viento, el pito de un carro en la ciudad lo regreso a la realidad; las personas caminaban de prisa por la calle, los edificios, la basura que se llevaba el viento. De inmediato se dio cuenta que el mundo no era tan perfecto como él lo creía, estaba encerrado en un mundo imaginario que al fin de cuentas no existía, y que solamente hacia parte de su mente y de un falso espejismo.
 
Esa tarde no se podía inspirar, la hoja seguía en blanco y no tenía palabras para fundir en el papel, su mente estaba tan vacía como un barril sin fondo, no encontraba que pensar. Esa noche llegó a su casa, a mirar por el balcón de su cuarto, y empezó a preguntarse -¿Qué es lo que hace feliz a los demás? Él, quería saber lo que pasaba por la imaginación de los hombres,-¿Acaso todas las personas no tienen su propio mundo y sus propias ideas como yo?
 
No lo sabía, pero mientras lo averiguaba se fue a dormir, empezó a soñar, soñaba que estaba en su mundo, aquel lugar maravilloso en donde todas las criaturas vivían en armonía, no existían frustraciones ni preocupaciones, todos los seres de la tierra estaban en equilibrio, nadie era más que nadie, el sol brillaba como nunca y el cielo estaba azul como siempre, el viento parecía cantar, el agua mostraba su propio reflejo y Felipe estaba allí, no parecía un sueño más, ni una fantasía, se veía real como si de verdad estuviera pasando, en su sueño no existía la pobreza, ni el dinero, la riqueza más grande era una sonrisa, en ese lugar valía más una carcajada que cualquier otra cosa.
 
Pero en ese sueño no todo parecía ser perfecto, de un momento a otro el cielo se empezó a tornar gris, el sol se escondió, y la suave brisa del viento se convirtió en torrentes de frio, y el agua que lucía transparente se veía oscura.

De pronto apareció un ser diferente a todos los que habitaban la tierra, no era un animal, Felipe, no sabía lo que era. Este extraño ser parecía que no conocía nada de lo que veía a su alrededor llevaba una máscara en su rostro como si no sintiera el aire que estaba respirando, este ser llegaba de un planeta diferente, no era otro como la tierra, era un mundo de cemento en donde no sabían lo que era la felicidad ni entendían el concepto del amor ni de la risa, con una sociedad llena de prejuicios, indiferencia y mentira, donde habían preferencias por los más ricos, para esos seres la felicidad se basaba solo en los bienes materiales y en la riqueza de su egoísmo, estos seres no soñaban con un mundo en armonía, soñaban con el poder y con algo que para ellos se llamaba dinero, ese ser se hacía llamar ‘’Hombre’’ y todo comenzó a cambiar desde ese entonces.
 
Empezó a adueñarse de todo, no le importaba pisotear al desvalido, se hacía llamar “poderoso sabio” y decía ser el dueño de todo lo que veía, ese ‘’Hombre’’ se creía superior a todos los seres de la naturaleza, aquellas montañas y praderas que solían estar verdes y brillantes, se empezaron a llenar de casas y edificios, el agua que era transparente, ahora estaba llena de tuberías y máquinas y no se podía ver el reflejo en ella, el aire que antes se sentía limpio, ahora no se podía respirar, la felicidad que antes era lo más importante, ahora a nadie le importaba, ya no se escuchaba a nadie reír, todo el mundo vivía en sus casas alejados de la naturaleza, ese ‘’Hombre’’ se empezó a reproducir y ahora son millones los que habitan la tierra.

Pasaba el tiempo y las cosas empezaron a empeorar, ya no importaba la imaginación de los demás, ni lo que sintieran sus corazones. El sueño se acabó y Felipe, se despertó, Se levantó, miro por la ventana y todo parecía indicar que no era un sueño, sino la realidad que vivimos a diario, pero Felipe se preguntaba ¿Cuándo empezó todo esto?, ¿Cuándo nos dejó de importar ser felices?, ¿Cuándo se nos olvidó que no había cosa más valiosa que la sonrisa?, ¿Cuándo empezamos a pensar en nosotros mismos, y no olvidamos de los demás?, ¿Por qué preferimos tener dinero, que sentir el sol por la ventana?. Felipe sabía que no encontraría las respuestas así que solo se pudo sentar en el mismo lugar de siempre; esta vez no se inspiró con el viento, ya no podía sentir el aire de la misma manera, ya no tenía sentido lo que veía, y supuso que todas las personas de la tierra tenían su propio mundo, para así escapar de esta extraña tierra que ahora era de cemento, supo que si todas las personas tuvieran el mismo sueño de Felipe, tal vez las cosas cambiarían un poco. Felipe no encontró más salida que empezar a escribir, pero ya no era una historia perfecta y llena de alucinaciones como las demás, ya no era un mundo maravilloso, era la triste realidad, y esta se titulaba: ‘’El origen del Hombre, el fin de la vida’’.

Primera participación: Concurso Nacional de Cuento 2013



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